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Los guardianes de la selva siguen combatiendo contra la mafia maderera en la Amazonía peruana

La tala ilegal ha impactado los bosques de la Amazonía peruana por años. Pero, organizados para combatir el avance de los taladores furtivos y ante la falta de respuesta por las autoridades gubernamentales, los guardabosques caminan durante horas, buscando rastros de actividad maderera ilegal.


Por: Andrea Calva Torres

09 de mayo de 2022

En la zona suroeste de la cuenca amazónica, que se encuentra en la frontera del Perú con Brasil y Bolivia, los bosques del distrito de Las Piedras son el hábitat de miles de especies -tales como el águila arpía, el mono aullador y el jaguar-. Sin embargo, los leñadores acuden en búsqueda de otros grandiosos tesoros como los shihuahuacos, árboles gigantes y ancestrales del bosque que más dinero dan.


Por su parte, Yury Cáceres, ex trabajador del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), se unió a una organización no gubernamental que tiene como objetivo crear áreas de conservación interrumpida a lo largo de la cuenca del río Las Piedras. Así, con el apoyo de otras organizaciones internacionales buscan adquirir concesiones de tierras del gobierno peruano y convertirlas en áreas de conservación; empleando a guardabosques locales que se aseguren de prevenir cualquier actividad ilegal en los bosques.


“Me canse de las irregularidades que veía en el sistema del Estado. Cuando venían la Marina de Guerra y la fiscalía, los ilegales generalmente ya no estaban”, declaró Cáceres. Y es que, entre testimonios, los guardabosques comparten que existe una dramática corrupción que opera dentro de una cadena de funcionarios estatales peruanos y grandes empresarios madereros mediante un sistema parecido a una organización criminal o una mafia.


Además, debido a la dificultad de los terrenos y la espesura de la serva, las autoridades difícilmente deciden acceder desde la ciudad de Puerto Maldonado a las concesiones protegidas -que abarcan más de 10,800 hectáreas- o a las concesiones vecinas de titulares que no cuentan con los recursos para continuar protegiéndolas. “Es difícil que los fiscales o políticas lleguen hasta los puntos invadidos ilegalmente. Generalmente abordan la misión antes de llegar a la zona deforestada [...]”, menciona Dina Tsouluhas, directora del programa de guardabosques Junglekeepers.


Por tal razón, los guardias forestales que protegen los bosques explican que para realizar un desalojo ahora existe un protocolo que involucra una actitud pasiva y cordura hacia los taladores furtivos, quienes en ocasiones se encuentran armados con escopetas. “Si nos encontramos alguna actividad ilegal la registramos de inmediato, pero no estamos permitidos a tomar ninguna acción”, concluye Yury.


Otros de los riesgos a los que se enfrentan los guardabosques son las amenazas, y asesinatos. Si bien, la tala ilegal ha impactado los bosques de la Amazonía peruana durante años, de acuerdo con la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), 14 defensores ambientales fueron asesinados a inicios de la pandemia durante el año 2020. Mientras que según las cifras del portal Mongabayla deforestación llegó a 203, 272 hectáreas, una cifra que supera en 54. 846 la cantidad de bosques perdidos el año anterior”.


Finalmente, la deforestación en Las Piedras también se debe a la expansión agrícola, la minería aurífera en ciertas zonas y la extracción maderable sobre concesiones de castaña. “Los castañeros están creando carreteras clandestinas para sacar los árboles, principalmente shihuahuacos”, comenta la ingeniera forestal Tatiana Espinosa. Ante esta situación, guardabosques como Cáceres continúan resistiendo el avance de la tala ilegal y lamentan la falta de interés de las autoridades: “seguro nos dirán que esto no es delito, que solo es un árbol más, entre miles y miles de árboles que se levantan en la Amazonía peruana”.


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