top of page

El cine silente y su aplicación en la actualidad: Un análisis basado en 'La La Land'

"Las opiniones y puntos de vista expresados son responsabilidad única y exclusivamente del autor o autora en cuestión. Contraapunte Group se deslinda totalmente de la información y los planteamientos vertidos en este artículo"


Jazmín Aupart

05/julio/2022

Foto: catedu.es


El cine silente o, como algunos lo llaman, “cine de los primeros tiempos” es aquel que no posee sonido. Desde el inicio del cine en 1895 con la proyección de Obreros saliendo de una fábrica de los hermanos Lumière hasta antes de la década de 1920, la mayoría de las películas no tenían sonido sincronizado. Sin embargo, muchas de ellas no eran silenciosas como tal, pues podían ser acompañadas con música en vivo, específicamente con orquesta en su mayoría.


De este modo, y conforme fue avanzando la industria del cine, se notó que la música formaba parte importante de las películas, pues lograba conectar señales emocionales al espectador de acuerdo con lo que sucedía en la pantalla. En este cine también se destaca la importancia del lenguaje corporal y la expresión facial de los actores, pues ésta iba a determinar que se entendiera o no claramente el mensaje que se quería transmitir.


Para términos más particulares y un análisis más concreto sobre si el cine silente sigue vigente en la actualidad, quiero retomar un filme muy famoso: La La Land (La ciudad de las estrellas) (2016).


La película comienza con una dramatización o, incluso me atrevería a decir, una "sobredramatización" evidente de la vida cotidiana. La gente está esperando en medio del tráfico cuando de repente todo se convierte en un musical.


Un aspecto importante que destaca a los pocos minutos en los que comienza la película es “la voz sencilla” de cuando Mia sale de bañarse, se mira en el espejo y comienza a tararear pues, a pesar de que durante la mayoría de la película canta bien, esta escena nos permite apreciar que es humana; de igual manera verla a través de su simplicidad. Un recurso que se usa aquí es la iluminación para concentrarnos en su rostro y aislarlo del entorno, destacando su fisonomía.

Fotograma de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


Ahora, hay ocasiones en las que nadie canta. La música continúa y, en estos lapsos, se observa la mímica del lenguaje. En la escena de la fiesta no entendemos lo que dice cuándo se encuentra platicando con las mujeres de los costados, pero tampoco es necesario escucharlo. Basta con que sea comprensible para el ojo lo que sucede, ya que el movimiento de los labios tiene una causa, pero no un objetivo.

Fotograma de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


Inmediatamente, podemos observar el ritmo de la variación expresiva del rostro de Mia, revelando así un giro anímico que puede ser imposible de retener en el lenguaje. De verse feliz, tranquila e incluso cómoda, pasa a tener una fisonomía distinta en unos segundos. Una especie de tristeza e incomodidad al estar en esa fiesta y con esas personas, se revela.


Aquí la interpretación es simple; se nota natural, no forzada. Va surgiendo de acuerdo con las acciones.

Fotograma de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


En ocasiones, cuando la protagonista se encuentra sola, hay una especie de monólogo; en ese momento su personalidad es más real. Ahí es cuando habla su espíritu y nos damos cuenta de que está incompleta.


Hay otras partes en las que la pantomima también está presente en este filme. Cuando Sebastian y Mia tienen su primer encuentro musical, ella se está atando los zapatos y, casi en sincronía, él realiza una serie de movimientos corporales que hacen notar que está muy al pendiente de la protagonista, pero no quiere que se dé cuenta. No obstante, sí lo hace y lo mira con algo de incomodidad en momentos.

Fotograma de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


En realidad, esta película se encuentra llena de las características del cine silente. Hay múltiples momentos en los que la música continúa, los personajes no hablan, realizan mímica, y sus expresiones lo dicen todo. No son necesarias las palabras, es suficiente con observarlos, ya que así transmiten emociones, sentimientos y muchas otras cosas.


Un gran ejemplo de esto pasa más o menos a la mitad del filme, cuando Mia se escapa de la cena en la que estaba porque recuerda a Sebastian y lo alcanza en el cine. Luego de que la película se daña, Mia tiene una idea; van a algo que se dice es la “Bobina de Tesla”. A partir de ahí comienza una escena completamente muda que concluye con su beso.


Fotogramas de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


Por otra parte, cuando Mia presenta su obra y Sebastian no va, al finalizar, el espectador tiene oportunidad de reconocer la "microfisonomía" de la protagonista. Es posible leer más en su rostro de lo que dice. Captamos ese “rostro invisible”. Sabemos que debe sentir algo; se debe sentir decepcionada y de nuevo triste, pero no lo demuestra ante los demás. Está transmitiendo algo que no es real y nosotros lo sabemos.


Fotogramas de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


Para finalizar, no puede faltar la triste escena de la separación definitiva. Nunca cruzan un diálogo, pero se despiden con la mirada. Con sus rostros en primer plano lo demás desaparece, están aislados. Su fisonomía —y en este caso su microfisonomía— lo dicen todo. No hacen falta palabras.


Aquí también destaca el "microdramatismo". Con ayuda de los primeros planos, se crea una gran tensión dramática a la situación. Nuevamente vemos a ambos personajes reflejando su humanidad y sus sentimientos sin necesidad del sonido.


Fotograma de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)


No cabe duda de que el cine silente sigue vigente. En muchas ocasiones ni siquiera nos damos cuenta de que está ahí y que contiene recursos que son necesarios para diferentes ocasiones; sin embargo, creo que se debe saber cuándo y dónde usarlo para que definitivamente sea una total y completa expresión artística.

Fotograma de La La Land (La Ciudad de Estrellas) (2016)






Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page